“…entre las invenciones celtas, destacan la sustitución de la reja de madera por una de hierro en el arado, la espada celtíbera que adoptarían los romanos, el jabón, las llantas para las ruedas de los carros, los pantalones, los toneles para conservar vino o cerveza, y los zuecos o calzado de madera. Aportaciones de escoceses más recientes han sido la televisión, el radar, el motor a vapor, el termo, el teléfono, la penicilina, la tela impermeable, la rueda neumática y la bicicleta, entre otros…”
Su nombre es MacGyver y podría considerarse el modelo de los ingenieros. De ascendencia escocesa, admite que comparte nombre de pila (nunca se supo hasta uno de sus capítulos) con un antepasado suyo llamado Angus M’lver.
Se caracteriza como defensor de la no violencia y detractor de las armas de fuego, pues nunca se le vio empuñar una. Dotado de una habilidad increíble para improvisar cualquier artilugio a partir de elementos simples y de lo más variados (bolis, lupas, chicles, clips, etc), utilizaba su ingenio para intentar neutralizar al enemigo causándole el menor daño posible.
Se puso al servicio de la Fundación Fénix, organización encargada para salvaguardar la ley y el orden en cualquier parte del mundo, y casi siempre le encomendaron misiones de rescate.
Dos de sus amigos: Jack Dalton y Peter Thornton. El primero es un aviador que siempre se mete en líos y le pide a nuestro protagonista que le ayude. Tiene un extraño tic en el ojo que se le manifiesta cuando miente como un bellaco. El segundo es su propio jefe y director de la Fundación Fénix. Conoce a MacGyver cuando era operativo del Departamento de Servicios Externos y se convierte en un gran amigo.
Su peor enemigo: Murdoc. Personaje siniestro, tan inteligente como él y experto en armas, trampas y explosivos. De cada encontronazo con MacGyver acababa derrotado y aparentemente moría, pero volvía a aparecer para enfrentarse de nuevo a él.
Como datos curiosos de MacGyver, es un ávido jugador de hockey desde niño y odia el golf, por ser un deporte ‘al que no encuentra sentido’.
Gran conocedor de la física y química aplicadas, electricidad, mecánica, etc, unido a su habilidad de crear pequeños ingenios y siempre inseparable de su navaja suiza multiusos, este personaje nos hizo pasar tardes enteras en frente de la pequeña pantalla durante las décadas de los 80 y 90. No importa cuán agobiante fuera su situación o complicado el rescate, que siempre conseguía encontrar la forma de crear un artefacto a partir de la nada y conseguir sus objetivos.
Erase que se era ... Así comienza la historia de Wilow, esa pelicula tan rara de 1988.
